30 sept 2014

La odisea de encontrar "el" peluquero


Envidio profundamente a tres tipos de mujeres. Las que no necesitan vivir esclavas de la depilación, las que pueden subirse a tacos imposibles y las que tienen un peluquero confidente. Esas que, sentadas en un sillón, pueden levantar la vista y reconocer en el espejo la mirada de alguien que las conoce mejor que su psicólogo o su médico. ¿Hay acaso algún otro rasgo corporal que defina más a una mujer que el cabello?
Con el cabello, no se necesita una cirugía ni ningún proceso doloroso para ser quien una quiere ser: rubias, morenas, pelirrojas, con rulos, liso extremo. En la peluquería, cualquier mujer puede salir hecha otra.
Pero mi historia en la peluquería es una larga lista de desengaños amorosos. No hay una razón, pero siempre me he atendido por peluqueros (quizás por la misma irracionalidad por la que también prefiero ginécologas y psicólogas). Comencé en la infancia con el peluquero de mi madre, Isauro, un rígido señor de bigotito que daba instrucciones a su séquito de asistentes, todas con peinados vaporosos y permanentes muy eighties. Recuerdo haber pasado mañanas de sábado enteras allí, sentada en unos sillones que entonces eran muy modernos (e incómodos), y aún recuerdo canciones emblemáticas de mediados de los 80 que sonaban en la música funcional del local. Pero la relación terminó con violencia. Yo quería un corte carré a la altura de la nuca… y él entendió (o quiso entender) que ese era el punto más largo del corte. El resultado: un look varonil que me llevó días de llanto y un año hasta que volvió a crecer.
De allí me fui con Juan, que tenía unas mechas tan largas y rubias que parecía Jon Bon Jovi (ya estábamos en los 90), pero sus permanentes terminaron por dañar el vínculo (y mi pelo). Con Tino tuvimos un gran y largo noviazgo, pero se fue a Italia por la crisis del 2001 y me abandonó.
Pasé entonces por varios touch and go sin importancia. Una pareja en un departamentito en Belgrano, corte uno y color el otro, que te obligaban a hipotecar una jornada laboral entera ahí dentro (juro que llegué a pasar seis horas). Otro peluquero de mi madre me peinó para mi casamiento y me regaló un dolor de cabeza infernal la noche de la fiesta (debo decir en su defensa que se me ocurrió a mí el rodete que lo obligó a utilizar, literalmente, 100 horquillas). Con el de enfrente de casa podía pasar horas hablando de series (él fue el primero que me recomendó Breaking Bad), pero no acertaba el color de las mechitas y me las llevaba a un naranja, siguiendo con las series, muy Orange is the New Black. Incluso me cobijé un tiempo con Jordi, el peluquero de mi marido, que es encantador, pero insistía en hablar de futbol también conmigo.
Ahora estoy iniciando una relación con Walter. Me lo recomendaron en busca de unas ondas para mi pelo laciado (como dice mi hijo), y la verdad es que me dejó bastante Farah Fawcett en Los Angeles de Charlie, pero nos estamos conociendo. Esta tarde tenemos nuestra segunda cita. Deséenme suerte. 


Post en Disney Babble Latinoamérica. 

Emma Watson: feminismo y preguntas incómodas


La actriz Emma Watson habló sobre feminismo en la ONU. A mí me dejó muchas preguntas incómodas: ¿Quién le compró una muñeca articulada a su hijo para el cumpleaños? ¿Quién le regaló una pelota de fútbol a su hija para el suyo? Post en Disney Babble Latinoamérica. 

Descubrir a Mafalda, la nena que nunca crece



El personaje de Quino cumple 50 años. La historieta es un maravilloso puente para compartir con nuestros hijos, reírnos, reflexionar y mostrarles una época desconocida para ellos. Post en Disney Babble Latinoamérica. 

18 sept 2014

Cumpleaños con papá lejos de casa

Un viaje prolongado de mi marido me puso el difícil desafío de lograr que igual fuera un día perfecto, como siempre queremos las madres. Algunas ideas para lograrlo. Post en Disney Babble Latinoamérica

Alzheimer: señales de alerta y consejos para prevenirlo


Hace pocas semanas, un video en YouTube logró conmover a millones. Se titula "Un regalo de Dios", y es el diálogo que la estadounidense Kelly Gunderson mantiene con su madre, intentando descubrir si la puede reconocer. La anciana, de 87 años, sufre Alzheimer. En un momento, la reconoce y la llama por su nombre. "¿Quién soy?", pregunta la hija. "Kelly. Amo a Kelly. ¿Yo te puse así?", responde ella. 



El Alzheimer es una enfermedad devastadora para la familia del paciente. Se calcula que la sufren 40 millones de personas en el mundo, y en Argentina afecta a uno de cada 10 mayores de 65 años.

Nuestro cerebro se comunica a través de una vasta red de billones de conexiones denominadas ‘sinapsis’. A lo largo de nuestras vidas, permanentemente vamos renovando estas importantes conexiones sin darnos cuenta, pero cuando el cerebro comienza a perder las conexiones más rápidamente de lo que las reproduce, esto puede llevar a padecer problemas de la memoria, uno de los signos iniciales de estadios leves de la Enfermedad de Alzheimer.
“Si bien tener olvidos pasajeros puede ser algo normal y hasta natural, es importante prestar atención a la frecuencia con que se producen esos episodios y a la manera en que afectan nuestro comportamiento, y en caso de sospechar la presencia de un cuadro patológico, se debe concurrir en forma urgente al médico especialista”, advierte Pablo Richly, médico neuropsiquiatra y subdirector del Instituto de Alzheimer de la Fundación INECO.

El 21 de septiembre, se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer. En ese marco, el especialista recomendó tomar medidas preventivas:

  • Mantener una mente en forma a través de estímulos novedosos y desafiantes.
  • Hacer ejercicio físico. Se recomienda hacerlo de forma regular al menos 30 minutos tres veces por semana. 
  • Tener una buena alimentación. Una dieta rica en frutas, verduras, cereales, granos integrales, pescado, carnes magras, y una ingesta considerable de agua u otros líquidos, protegen al cerebro, mientras que las grasas saturadas, grasas trans y colesterol están asociada a un aumento del riesgo de presentar deterioro cognitivo.
  • Visitar periódicamente al médico para controlar los factores de riesgo cardiovascular y otros trastornos en los lípidos, que son los mismos que afectan el deterioro cognitivo.
  • Tener una vida social activa.

La Alzheimer´s Association (www.alz.org) difundió una lista 10 señales de advertencia que podrían estar indicando la presencia de enfermedad de Alzheimer o de algún otro tipo de demencia, y en las que se recomienda consultar con un especialista.
Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana: olvidar información recién aprendida, o fechas o eventos importantes. Pedir lo mismo repetidamente y depender de sistemas de ayuda para la memoria como notitas o dispositivos electrónicos, o en la ayuda de familiares para hacer cosas que antes hacía por sí mismo.
Dificultad para planificar o resolver problemas: cambios en la habilidad para desarrollar y seguir un plan o trabajar con números, dificultad para seguir una receta de cocina o manejar las cuentas mensuales, problemas para concentrarse y demorar más que antes en hacer las mismas cosas.
Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre: a veces, pueden tener dificultad para llegar a un lugar conocido, administrar un presupuesto en el trabajo o recordar las reglas de un juego muy familiar. Suelen necesitar ayuda de vez en cuando para usar el microondas o grabar un programa de TV.
Desorientación en tiempo o lugar: se les olvidan fechas, estaciones y el paso del tiempo. Pueden tener dificultad en comprender algo si no está en proceso en ese instante. Es posible que hasta se les olvide dónde están y cómo llegaron allí.
Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo objetos se relacionan uno al otro en el ambiente: tener problemas en la vista puede ser una señal de Alzheimer. Pueden tener dificultad para leer, juzgar distancias, y determinar color o contraste, lo cual puede causar problemas para conducir un vehículo.
Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o en la escritura: problemas para seguir o participar de una conversación, interrumpir  sin idea de cómo seguir o repetir mucho lo que dicen. Suelen luchar por encontrar las palabras correctas o que llamen a las cosas por un nombre incorrecto.
Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para retrasar sus pasos: se les pueden perder cosas sin poder volver sobre sus pasos para encontrarlas. A veces suelen acusar a los demás de robarles, acusaciones que se van acentuando con el tiempo.
Disminución o falta del buen juicio: es posible que regalen grandes cantidades de dinero a las personas que venden productos y servicios por teléfono. Puede ser también que presten menos atención al aseo personal.
Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales: es posible que tengan dificultad para entender los hechos recientes de su equipo favorito o en cómo ejercer sus pasatiempos preferidos. También pueden evitar formar parte en actividades sociales a causa de los cambios que han experimentado.
Cambios en el humor o la personalidad: pueden llegar a estar confundidas, sospechosas, deprimidas, temerosas o ansiosas, o enojarse fácilmente.

16 sept 2014

Queridas seños: no sé hacer actividades manuales

Estimadas señoritas maestras y señores maestros:
Ya les he hablado de todos los desafíos a los que me han hecho enfrentar en los años del jardín infantil. Se han obstinado en hacerme realizar las actividades manuales más variadas, confrontándome con mis limitaciones y llevándome al fracaso. Es eso algo que nadie te dice cuando tus hijos comienzan la escolarización: también hay escuela para padres.
No es la escuela para padres que a los padres nos gustaría que hubiera: una donde nos enseñen a ser eso, padres (perdón por las repeticiones, pero quiero reforzar el concepto). A esa escuela me apuntaría porque los niños no vienen con manual ni tampoco ningún adulto tiene un manual que calce con todos los niños. Hay que ir probando recetas.
La escuela para padres que ustedes proponen implica cursar lo que los hijos están cursando. Acompañar a nuestros pequeños e involucrarnos en su aprendizaje está muy bien y es recomendable, ¿pero hace falta someternos a examen a nosotras? 
Durante el jardín tenemos que coser disfraces, realizar collages, descubrir actividades que suenan prehistóricas para una madre moderna como tejer un pompón u otras directamente faraónicas como construir un auto gigante de cartón que pueda manejar el niño (¡sentándose adentro!). Para el comienzo del primer grado, en el colegio de mi hijo tuvieron la maravillosa idea de pedirnos que les preparáramos su primer libro de lectura personalizado. Aunque engorrosa, la búsqueda de las fotos y los textos fue hermosa (rescatar recuerdos y elegir cuentos y canciones como un regalo para él). Pero luego me topé con una barrera infranqueable: cómo transformar eso en algo que pareciera un libro. No, maestras, las madres no somos diseñadoras gráficas. Aunque estaría bien que enseñaran eso en el curso de preparto en vez de tanto pujo: a mí me hubiera servido más para diseñar las invitaciones y las etiquetas del candy bar de cada cumpleaños.
Después vendrán las láminas, los experimentos, las maquetas y las monografías… para hacer en casa. Y por más que una defienda firmemente que los niños aprendan desde pequeños lo que es la autonomía, es imposible mantenerse al margen cuando estallan en una crisis un domingo a la noche porque no logran entender la conformación política de la sociedad maya y el trabajo hay que presentarlo el lunes. O van al psicólogo por dependientes o por el trauma que les causó su madre ese domingo a la noche cuando tenían diez años y se paró delante de él (o de ella) y le dijo “arréglate solo”. Así que nos ponemos a estudiar con ellos.
Si el problema es de matemática, es como ir a la escuela de nuevo. Con el cambio en los métodos de enseñanza, razonados y menos repetitivos, una siente que no entiende nada. Lo mismo si la dificultad está en una lengua extranjera que la madre no domina: ¡cuidado antes de anotarlos en un colegio bilingüe!
Un capítulo aparte son los libros: por favor, antes de solicitar uno, verifiquen que no esté fuera de catálogo. Es desesperante cuando la búsqueda de un libro de texto se convierte en la búsqueda de la felicidad, entrando a cada librería para preguntar si la venden y que te contesten que no la venden (la felicidad ni el libro).
Y ni hablar de cuando hay que organizar una obra de teatro escolar. Madres y padres hemos tenido que hacer el ridículo cantando en un coro o actuando una pieza teatral disfrazados, intentando recordar parlamentos y convirtiéndonos sin éxito en actores pseudoprofesionales. Lo mismo cuenta para la jornada deportiva familiar, en la que una tiene que ponerse a hacer circuitos aeróbicos y saltar aros. Por favor, estimados docentes, no hagan pasar a ninguno más por esa tortura.  
En fin, queridos maestros, no hace falta que nos hagan volver a estudiar a nosotros, que ya tuvimos en su debido momento nuestra cuota de ecuaciones y análisis sintáctico. Solo les pedimos que se ocupen de encauzar a nuestros hijos, que ya es mucha tarea.

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11 sept 2014

La imaginación, el mejor remedio



La historia de Casa Cuna Cuenteros, un grupo de narradores que les lleva sus historias para acompañar y divertir a los pacientes oncológicos del Hospital Pedro Elizalde. Nota en Revista Ciudad Nueva

Mostró la muerte de su hijo para crear conciencia

El británico David Holmes tuvo un violento accidente de moto y grabó todo con una cámara que llevaba en su cabeza. Su madre, a pedido de la Policía, decidió mostrar el video de los últimos segundos de vida de su hijo. Es la mejor campaña de seguridad vial que podemos ver nosotros y compartir con nuestros hijos adolescentes. Post en Disney Babble Latinoamérica

7 sept 2014

Armas de juguete, ¿sí o no?

La propuesta de eliminar por ley los juguetes bélicos reabrió un debate siempre vigente. ¿Influyen más en nuestros hijos una pistola de plástico o nuestras actitudes violentas? Post en Disney Babble Latinoamérica.

Emily y las lecciones de la enfermedad


Cuando el diagnóstico de un cáncer llega a la familia, toda la estantería se nos mueve. ¿Cómo abordarlo con los hijos? El mensaje de una niña de tres años y su corte de cabello. Post en Disney Babble Latinoamérica

5 sept 2014

Lo último que vio un motociclista antes de morir


Podría parecer un aviso publicitario para generar conciencia. Pero no. Podría ser parte de una campaña de sensibilización. Pero no lo es. O sí. El impactante video, difundido por estos días por la Policía británica, muestra lo último que ve un motociclista antes de morir en un accidente de tránsito. Esos instantes previos al desenlace fatal los filmó él mismo, con la cámara que llevaba en su caso.

Según cuenta la BBC, en junio de 2013, David Holmes, de 38 años, se mató cuando manejaba su moto a casi 160 kilómetros por hora en una autopista en Norfolk, Gran Bretaña. Un auto que se metía en la autopista se lo llevó puesto.

El video es realmente impactante. Y hace reflexionar sobre la necesidad de respetar las medidas de seguridad y de ser prudentes y atentos en el tránsito.

Ese fue el objetivo de la familia de Holmes para dar su consentimiento a la difusión del video. “No fue fácil, pero espero que alguien se beneficie de esto. El amaba ir rápido, amaba la velocidad, amaba las motos”, contó Brenda, su madre.