23 abr 2015

¿Por qué escandaliza amamantar en público?


Las mujeres que dan el pecho se ven expuestas a miradas críticas. Un movimiento llama a reclamar por nuestro derecho a la lactancia. Post en Disney Babble.

¿Hay que dejar que nuestras hijas se hagan las grandes?



Maquillarse o pintarse las uñas puede ser divertido si lo toman como un juego. Pero la "adultización" tiene sus riesgos si se queman etapas. Post en Disney Babble.

21 abr 2015

Para jugar con el gato más famoso



Los dispositivos móviles forman cada vez más parte de la vida cotidiana de los chicos. Las tablets y celulares son para ellos un nuevo espacio lúdico, cada vez más consolidado. En línea con esta tendencia, el súper popular sitio infantil Mundo Gaturro acaba de lanzar su aplicación para jugar en estos equipos, logrando así por primera vez la portabilidad en el mercado local.

Mundo Gaturro App está disponible para dispositivos iOS y Android, y permite a los usuarios estar conectados en todas partes con su personaje favorito como antes lo hacían en www.mundogaturro.com. Los chicos podrán acceder a mini juegos exclusivos y off-line, KidsTools, contenidos multimedia, catálogos y nuevas aventuras, personificar su propio avatar, crear un perfil para interactuar con sus amigos y desarrollar sus propias historietas y viralizarlas, todo con los mismos estándares de seguridad del sitio web.


El desarrollo de la aplicación estuvo a cargo de la empresa de producción de contenidos digitales QB9 Entertainment y fue realizado íntegramente por profesionales argentinos. “En Mundo Gaturro juegan 1,3 millón de chicos por mes. Nuestra premisa es trasladar la experiencia a todas las pantallas, asegurando calidad en todas las plataformas y creando vivencias completas para los más de 10 millones usuarios únicos”, explicó Guido Corsini, digital media manager de QB9 Entertainment. Los juegos, videos y otros contenidos del gato local más famoso también se pueden seguir en su blog, su canal de YouTube y sus cuentas de Facebook, Twitter e Instagram

9 abr 2015

¿Qué significa ser linda?


Mi hija de 9 años me dio la mejor definición de la belleza: es actitud. Los conceptos de "lindo" y "feo" son solo una construcción cultural. Post en Disney Babble Latinoamérica

Hay que permitirse romper los límites




Ponerles reglas a nuestros hijos es sano: los ayudará a prepararse para cuando tengan que salir al mundo. Pero a veces existen motivos para quebrarlas. Post en Disney Babble.

Encontrar nuestra excusa para entrenar



Por prejuicios o porque siempre tenemos algo más importante, las mujeres nos ocupamos menos del cuerpo que los hombres. Pero nos podemos cambiar. Post en Disney Babble.

¿Hay recetas para dormir a un bebé?



Quise aplicar el rigor de un libro clásico, pero descubrí que es él va indicando lo que necesita para un hábito del sueño saludable. Post en Disney Babble Latinoamérica

Las 7 frases de mi madre que dije que nunca diría (y repito todo el tiempo)


Cuando una decide aceptar el trabajo de madre, la única experiencia que tiene en su currículum vitae son sus años como hija. Las décadas cumpliendo tareas de becaria permiten presumir que, cuando una llegue a gerente, no hará sufrir a sus empleados con las mismas molestias que nuestra jefa nos hizo pasar a nosotras.
Pero no. Resulta que, inexorablemente, vamos a repetir las cosas que nuestra madre decía y que tanto nos molestaban. Como si se llevaran grabadas en el ADN de la maternidad.
En casi diez años en esta empresa, estas son las frases que yo odiaba que mi madre dijera y que me escucho decir ahora (seguramente se sumarán más en los próximos años).
  1. “Llévate el saco”. Por Dios, ¿por qué madres e hijos tienen un termostato distinto? Mi madre me obligaba a abrigarme y todavía hoy me dice “llévate un saquito” cuando me ve salir. Y yo, que soy friolenta hasta en el trópico, insisto para que los míos se pongan el buzo al ir al colegio. Mi hija me dice lo que yo le decía a mi mamá, así que negociamos: salen con el buzo, si hace frío se lo llevan y si no me lo traigo yo.
  2. “Pon el agua más caliente”. Una variante de la anterior. De niña el agua de la bañera era tan caliente que sentía que me despellajaba como un pollo. Y les sugiero que cierren un poco el agua fría, por esa ridícula sensación de que si el agua no está caliente tomarán frío y les hará mal (yo nunca dije que una madre es racional).
  3. “Camina derecha”. Mi madre vive con artrosis desde que tengo uso de razón y me torturó cada día de mi vida con que tuviera una buena postura. Obvio que no le hice caso y padezco hoy mis contracturas. Intentando evitar que a mi hija le pase lo mismo, repito el mantra: “saca pecho y mete barriga”.
  4. “Baja el volumen”. Yo no escuchaba los dibujos animados, ¿por qué mi mamá quería que bajara el volumen? “No escucho”, dice mi hijo, y a mí me explotan los oídos con la televisión al máximo. Conclusión: los niños son más sordos que los adultos.
  5. “Ve al baño antes de salir”. “No tengo ganas”, decía yo, cuando en realidad era que me sacaba el último ratito para jugar. “Ve al baño”, me escucho decir cada vez que estamos por salir de casa…
  6. “Toma agua”. De niña parecía entrenada para correr una maratón en el desierto y ella insistía con la hidratación. Lo mismo que hago con mis hijos, para inculcarles un hábito saludable y gratuito.
  7. “No se puede tener un perro”. Viví todo la infancia en un departamento tipo casa. “No hay lugar”, “un perro necesita espacio”, “precisa un jardín donde moverse”, explicaba mi madre, sin sentido para mí. Esta Navidad, mi niño pidió un perro y lo convencimos de que Papá Noel no puede llevar seres vivos a modo de regalo en el trineo (solo los renos). A la mayor le expliqué lo mismo que decía mi madre y sumé razones, como que nunca estamos en casa y que el pobre perro se la pasaría solo todo el día. Yo me vengué de mi madre a los 20 años: me conseguí una perra que se terminó quedando en casa con ella cuando me casé. Era pequeñita, acorde al tamaño de mi casa. Ya sé que mis hijos, siguiendo la línea, también se tomarán revancha. Pero si recuerdan haber leído esto, honrarán el nombre de su abuela y me harán pasar a vejez con un perro grande como un rottweiler.

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