31 may 2016

¿El peligro es Facebook?



El caso de Micaela, la chica de 12 años que fue asesinada por un hombre que la contactó
por Facebook, nos shockeó a los que somos padres y a los que no también. Pero a los primeros, además, nos abrió los ojos sobre una realidad de la que no somos (o no queremos ser) conscientes: no sabemos qué hacen nuestros hijos en las redes sociales.

El acusado se hizo pasar por una nena y descubrieron que había contactado con engaños a 1.700 chicas. Una de ellas fue Micaela, que tenía no un perfil de Facebook, sino varios, lo que era desconocido por sus padres.

En estos días, muchos de los comentarios apuntaron a Facebook. La red social establece en sus políticas que solo pueden suscribirse los mayores de 14 años. ¿Cuántos menores de esa edad tienen perfil y cuántos padres lo sabemos y hasta los ayudamos a abrir esas cuentas?

Yo lo hice. Y ahora, reflexionando, trazo un paralelismo con el consumo de alcohol: las compañías que lo venden ponen en la etiqueta prohibido el consumo a menores de 18 años. ¿Alentaría a que uno de mis hijos a los 14 años se tome una cerveza? No. ¿Permito que mi hija de 10 use Facebook? Sí.

Prohibirle a un niño que use redes sociales me parece que no es la solución. Son un lugar donde se encuentran y se relacionan con sus pares. Siento que sacarle Facebook  lo aísla respecto de su grupo de pertenencia. Seguro muchos de ustedes compartirán esta apreciación. Pero quizás tenemos que (tengo que, me lo digo a mí misma porque siempre en estos temas no hay autocrítica suficiente) darnos cuenta de que Facebook solo, sin los padres detrás, es como una botella de vodka abierta.

Hace un tiempo entrevisté a la experta estadounidense Anne Colliers, asesora de Barack Obama e integrante del consejo consultivo de Snapchat. Sus ideas me parecieron tremendamente innovadoras: se mostraba en contra de los filtros parentales y otras herramientas de monitoreo porque dan una falsa sensación de control e impiden que los chicos desarrollen sus propias capacidades.

Cuando hay una noticia conmocionante como ésta, yo la leo con mi hija de 10 años. Ella no podía creer que haya adultos que inventen falsas personalidades: aprendió que sí y que ese acoso se llama grooming. Controla que no a haya información personal en las fotos que sube a Facebook (por ejemplo, el uniforme de su colegio).  Y tenemos una regla: en las redes sociales se aceptan como amigos solo quienes son amigos en la vida real.

Pero admito que me siento desvalida frente al peligro. Especialmente, porque yo soy una inmigrante digital y ella es una nativa. Porque hay situaciones en las que no sé qué responder: por ejemplo, cuando me mostró una cuenta de Instagram en la que "escrachan" a chicos del colegio. Atiné a decir que, como en el bullying "físico", en el "virtual" tampoco hay que sumarse al círculo que aplaude al que bulea. Mi estrategia de madre es un poco la que dice Collier: el mundo virtual y el real son los mismos. Y como mi mamá me decía que me cuidara cuando andaba sola por la calle, yo le digo que también se cuide cuando anda sola por Internet.

¿Hago bien? ¿Hago mal? Ser padres es un aprendizaje permanente y creo que eso nos angustia tanto del caso Micaela: saber que podría ser la hija de cualquiera de nosotros. Que nunca hay cuidado suficiente. Que el peligro está en el propio celular de los chicos.


Les dejo el link a la entrevista que mencioné con Collier y también un decálogo de consejos para padres. Vale la pena leerlos. Y me encantaría leerlos a ustedes e intercambiar experiencias. Estar en red, en este caso, puede ser muy positivo.


Chicos en red: consejos para padres



Hace unos meses, entrevisté a la estadounidense Anne Collier, experta en alfabetización digital y consejera de Snapchat y Facebook, sobre cómo los padres debemos manejarnos hoy y, especialmente, cómo debemos hablar con nuestros hijos sobre los cuidados que deben tener en la red. 

Esta semana, con el crimen de Micaela Ortega, la seguridad en las redes sociales volvió a ser tema de debate en los medios. Les comparto un interesante decálogo para padres de Collier y en este link la entrevista completa en Clarín.

  1. La ciudadanía digital no es sólo digital. Nuestras experiencias online reflejan nuestra vida social offline. Lo que les enseñan a sus hijos respecto de ser buenas personas aplica a la parte digital de sus vidas también.
  2. La ciudadanía digital no es sólo un asunto de chicos. No podemos esperar que sean buenos ciudadanos digitales si no los modelamos como buenos ciudadanos en sí. “Hacé lo que yo hago” es mucho más poderoso que “hacé lo que yo digo” en cualquier aspecto de la paternidad.
  3. Alfabetícese usted en el social media. Comience jugando con sus grupos de pares (amigos, familia, círculos profesionales). Así, jugando, es como los chicos se aproximan a estas herramientas. Puede disfrutarlas y quizás empezar a entender por qué sus hijos también lo hacen.
  4. Colaboren en familia. Pregunte a sus hijos cuáles son sus apps y servicios favoritos y únase usted. Pídales que les enseñen cómo funciona. Hable de cómo usted sabe de la alfabetización de la vida y ellos de la alfabetización digital y cómo se necesitan las dos en el mundo ahora.
  5. Sea amigo de sus hijos donde es apropiado. Puede ser “amigo”, pero no comentar públicamente en sus páginas. Esto puede hacerlos sentirse incómodos y mandarlos “bajo tierra”: algunos chicos tienen cuentas públicas para interactuar con sus padres y privadas con sus amigos. Le tenemos miedo a lo que no conocemos y el miedo hace que sobreactuemos: los chicos quieren estar lo más lejos posible del miedo y la sobreactuación de los padres.
  6. Sepa que se necesita contexto.Antes de tomar una acción cuando ve un comentario negativo online, tenga en cuenta de que raramente tenemos el contexto de ese comentario porque no somos parte del grupo de pares de nuestros hijos. Lo que a nosotros nos parece cruel puede ser sólo una broma en el grupo.
  7. Sus hijos necesitan una alfabetización social más que nunca. Es esencial para la prevención del bullying online y offline. No alcanza sólo con el social media. Las habilidades que reducen el bullying son la confianza, la autoestima, la conciencia social, el crear buenas relaciones y tomar buenas decisiones.
  8. Prohibir las redes sociales puede causar problemas sociales. Algunos padres piensan que alejando a sus hijos de las redes sociales van a estar seguros y no es así si la mayoría de sus círculos sociales lo están. Si les prohíbe las redes, en realidad está incrementando las chances de que ese chico sea excluído socialmente. Lo mejor es ayudarlos a desarrollar sus habilidades sociales practicando donde están sus amigos.
  9. No piense lo peor. No hay ningún beneficio para nuestros chicos en pensar en los peores escenarios que vemos en los medios son su experiencia con las redes sociales. Para la mayoría de los chicos, las experiencias son positivas la mayoría de las veces. El resto, las negativas, podemos manejarlas juntos, como lo hacemos con los problemas offline.
  10. No trate de jugar a ser Dios. La vigilancia y el control les enseñan a nuestros hijos que son las soluciones a los problemas sociales y la manera de que la gente esté segura: no lo son. En este ambiente cada vez más manejado por el usuario, los salvaguardas internos son los más poderosos.


26 may 2016

La historia de estos quintillizos te va a emocionar



¿Qué mujer que estuvo o está embarazada no tuvo nunca esta fantasía? Ir al control ecográfico y que el monitor no muestre un solo corazón latiendo, sino dos. Incluso para las que decíamos “si son mellizos, me muero” había en el fondo, en algún lugar, el deseo de decir “sí, son mellizos, me muero de felicidad”.
Si llevar una vida es maravilloso, imagino que llevar dos, pese a los contratiempos y el mayor riesgo que supone, duplica esas sensaciones. No quiero pensar entonces lo que debe haber sentido Kim Tucci. Su caso es más que singular, estadísticamente hablando: como ella, hay solo una mujer cada 55 millones. Kim tuvo quintillizos concebidos de manera natural.
Los quintillizos fueron una especie de boom (hubo hasta sextillizos) a fines de la década del 90 y el comienzo del nuevo siglo, con la expansión de los tratamientos de fertilización asistida. Luego, con el perfeccionamiento de las técnicas, se redujeron la cantidad de embriones a implantar y hoy en día por lo general la regla en las in vitro es no transferir más de dos. 
Pero el embarazo de esta australiana de 26 años fue natural, sin ningún tipo de tratamiento. Ella lo contó en su página de Facebook (que se llama Sorprendida por Cinco) y mostró a sus bebés, que se convirtieron en un fenómeno en la red social.
Las fotos son de la fotógrafa Erin Elizabeth y su belleza no necesita explicación. Recuerdan a las de la famosa Anne Geddes, que muestra a bebés pequeños en tomas de ensueño.
Pero no todo fue sueño y belleza en la historia de Kim. Esta joven mamá ya tenía tres hijos (un niño de 9 años y dos niñas de 2 y 4) cuando se enteró de la noticia. Y el planteo que le hicieron los médicos fue duro: le propusieron eliminar a tres de los embriones para salvar a dos.
Kim se negó y siguió adelante con su embarazo. Después de una cesárea programada de altísimo riesgo, en la que participaron 50 profesionales, nacieron un varón y cuatro nenas. En sóoo dos minutos, los médicos trajeron a este mundo a Penélope, Beatrix, Allison, Tiffany y Keith. Los bebés nacieron el 28 de enero con 30 semanas y pesaron, cada uno, entre 1.160 y 1.269 gramos. 
Los pequeños tuvieron que pasar varias semanas en el hospital. “A todas las mamás con bebés en cuidados intensivos, sepan que llegará el día en que van a dejar el hospital sintiéndose en la cima del mundo. Recuerden que somos fuertes, que somos reinas”, escribió recientemente para el Día de la Madre.
La ahora mamá de ocho emocionó al mundo particularmente con otro mensaje fotos. “50 dedos de las manos, 50 dedos de los pies, 6 corazones latiendo juntos. Mi cuerpo luchó la más dura de las batallas para traer a salvo hasta aquí a estos cinco bebés”, escribió Kim. Su historia es sin dudas una del triunfo de la vida. Y, también, una de esas que demuestran que es imposible medir cuánto amor y cuánta fuerza caben en el alma y el cuerpo de una madre. 
Esta nota se publicó originalmente en Disney Babble Latinoamérica. 

18 may 2016

La inspiradora historia de la creadora de Frozen




LHace unos días, llegué a casa y mis hijos estaban mirando Frozen en Disney Channel. Me senté con ellos y volví a sentirme fascinada con la historia de Elsa y Anna. Presté especial atención al final de la película, más que cuando la vi por primera vez, a ese mensaje poderoso sobre dos mujeres que no necesitan de un príncipe para cumplir sus objetivos y, fundamentalmente, al amor entre esas dos hermanas que todo lo pueden. 
Frozen es una historia movilizante. Sus heroínas son dos chicas, pero no está dirigida solo a las niñas. Habla de la libertad para ser quien uno es, del sacrificio por el amor, del no rendirse frente a la adversidad, de la búsqueda de la felicidad que está, en definitiva, a nuestro alcance si nos proponemos lograrla. Los valores y el lenguaje en el que Frozen los expresa no distinguen géneros.
Esta historia “de Princesas”, como todas las otras historias de Princesas de Disney, lleva un mensaje inspirador. si hablamos de mujeres inspiradoras, Jennifer Lee, la “mamá” de Elsa y Anna, es una de ellas. 
Jennifer ya es un nombre grande en el mundo del cine. Fue la primera guionista de un estudio mayor de animación en convertirse en directora y también la primera directora de un film animado que batió récords de taquillaganó el Oscar(R) al mejor filme animado y creó dos de los personajes más amados por las nuevas generaciones.
Como sus criaturas (Jennifer también está detrás de Ralph, el Demoledor y Zootopia), ella sabe qué significa luchar y nunca rendirse. Contó que, cuando era chica, en la escuela fue víctima del bullying (“uno de los sentimientos que más afecta a los niños”) y que pudo superarlo gracias a una de las Princesas: Cenicienta
“Descubrí un VHS de Cenicienta y lo veía una y otra vez. La gran razón por la que lo hacía es porque yo pensaba que Cenicienta era una persona tan maravillosa, tan genuina de corazón, y estaba este grupo de gente que no importara lo que ella hiciera, cuánto se esforzara para ser perfecta, buena, servicial o generosa, siempre iban a maltratarla y a hacerle sentir que se merecía eso. Pero Cenicienta no se volvió mala como ellas. Eso me dio la esperanza y me ayudó a sobrellevarlo. Cuando fui adulta recordé haber sido víctima del bullying al ver en las noticias que la gente que lo hizo había terminado presa por una pelea en un bar. Y pensé: no caí en su nivel, me mudé a Nueva York y sobreviví. Le debo eso a Cenicienta”, se abre a contar su propia historia.
En las protagonistas de Frozen pueden reconocerse hoy muchos de los valores de Cenicienta: Elsa es genuina y se sacrifica para hacer lo correcto; Anna nunca se rinde y es optimista en la tragedia, persevera y nos muestra que es difícil pero vale la pena, describe la directora. 
Jennifer asegura que en la creación de sus personajes siempre la guió que fueran lo más genuinos posible. Que los espectadores pudieran reconocerse en ellos. Que sintieran que les pasan las mismas cosas y que no están solos.
Madre de una hija adolescente, tiene una mirada muy interesante sobre el mensaje que el cine debe dejarles a las nuevas generaciones, que puede extrapolarse a todo orden de la vida y, esencialmente, a las enseñanzas cotidianas que madres y padres debemos darles a hijas e hijos. “La vida está llena de relaciones complejas. Hombres y mujeres, hombres y hombres, mujeres y mujeres, todos juntos. Cuando ves un cine que es todo masculino y los roles femeninos son marginales, me parece que no es como la vida real. A las chicas les interesan las cosas en las que se ven a sí mismas. Y si no ven mujeres músicas, líderes, creadoras, personajes femeninos en las películas que se sientan genuinos, la inspiración se pierde y eso es importante. Creo que tiene que ver con la vida real, las relaciones reales. Tengo grandes amigos varones y mi hija tiene amigos varones, no veo por qué los varones no pueden estar identificados con los personajes femeninos porque ellos tienen grandes relaciones con las mujeres”.
En la sala de trabajo donde ella y su equipo están delineando la secuela de Frozen, las paredes tienen pegadas decenas de tarjetas con la frase “¿Qué pasaría si?”. Es un disparador para el desarrollo de la historia, que les permite imaginar, reflexionar, soñar, volar sin límites. “Es un periodo hermoso del proceso creativo porque eres libre de hacer, no te sientes limitada. Eso es algo maravilloso también en la crianza de mi hija. ‘¿Qué sería si yo fuera música o una diseñadora de videojuegos?’. Que no se sienta limitada. Eso es genial, es realmente genial sentirse de esa manera”, asegura.
Cuenta que ella soñó toda su infancia y su adolescencia con ser montones de cosas. “Tenía 17 versiones distintas de lo que sería mi vida adulta, pero terminé en el lugar correcto porque lo que yo realmente estaba haciendo era inventar historias. Tuve grandes sueños que estaban siempre cambiando y mi familia me apoyaba y me hacía sentir que yo podía lograr todo. Pero lo más divertido es que lo que deseé ser por más tiempo, desde los 8 a los 16 años, fue ser una animadora para Disney. Luego comencé a darme cuenta de que no tenía que ver con el dibujo, sino con dibujar historias”, relata.
¿Hay una receta para cumplir los sueños? Jennifer da algunas pistas desde su propia experiencia, que nos hacen reflexionar, como madres, sobre cómo podemos motivar a nuestros hijos a soñar y a la vez ayudarlos a que logren esas metas. “El viaje completo que hizo Frozen tuvo que ver con trabajar para crear algo genuino, con no tener miedo de fracasar ni de equivocarse, con nunca parar y nunca rendirse. Desde los primeros guiones que desarrollé me convertí en una mejor directora y trabajé muy duro. Creo que lo fundamental es tener fe en ti misma, en que puedes convertirte en lo que estás enfocada si trabajas para ello. Las mujeres, y los hombres también pero especialmente las mujeres, tienen que trabajar en su autoestima y en creer en ellas mismas. Tengo un amigo maravilloso con el que trabajé en Ralph, el Demoledor y Zootopia que me decía que la única cosa que no tienes que hacer es frenarte, no confiar en ti misma. Tienes que creer en que eres lo suficientemente buena y hacer el trabajo. No tienes que rendirte: en esos días en que sientes que no eres lo suficientemente buena, hazlo mejor”.
Princesas reales que se animan a soñar y a cumplir sus sueños en este mundo, que también puede ser mágico. Una gran enseñanza para inspirar a nuestros hijos y a nosotras mismas.

Fotos: IMDB y Disney 

Esta nota se publicó originalmente en Disney Babble Latinoamérica

17 may 2016

10 consejos sobre nutrición infantil


Cada vez más, se está entendiendo la importancia de los primeros 1.000 días de la vida de un niño, contando en este período los nueve meses de gestación y sus primeros dos años. "Son trascendentales para la expresión del potencial de una persona, y en consecuencia para la conformación del capital humano de una sociedad. Lo novedoso radica en la contundente evidencia disponible a escala global que demuestra que la implementación efectiva de intervenciones en el cuidado de la mujer en edad fértil, lactancia, y los primeros años de vida de los chicos, cambian la capacidad de aprender en la escuela y de insertarse productivamente en la sociedad", explica el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) en su página web. 


La mal nutrición tiene un impacto directo en la conformación del cerebro de ese chico. “Para crear niños saludables hay que crear un sistema inmune y un cerebro saludable”, afirma el pediatra y neonatólogo Jorge Martínez, miembro del grupo de expertos en seguridad del paciente de la OMS y asesor del Comité de Seguridad de la Maternidad Sardá. El especialista dio una charla en el marco del lanzamiento de la Nutriacademia por el País, un emprendimiento de Nutricia Bagó a través del cual darán capacitaciones gratuitas para madres y padres en distintas ciudades del interior sobre alimentación temprana, lactancia y nutrición en la primera infancia. Los interesados en participar pueden anotarse en el Facebook de la marca. 

Según Martínez, esos cerebros saludables necesitan nutrientes orgánicos y emocionales. De los primeros, son fundamentales los prebióticos: “Las sustancias que alimentan a las bacterias buenas del organismos, que hacen que las malas no entren con sus toxinas”, gráfico el médico, y aclaró que la gran fuente de prebióticos es la leche materna. “No podemos proteger a los hijos del dolor de los problemas de la vida, pero sí influir en su manera de responder a los problemas”, señaló, al tiempo que remarcó el rol irremplazable de las madres. En este sentido, desde la Nutriacademia dan cinco consejos para la alimentación de la mamá durante la lactancia:
  1. Agua: beber ocho vasos de 200 ml. por día
  2. Omega 3: incluir pescado en la dieta dos veces por semana
  3. Vitamina D: ingerir alimentos ricos en ella, como pescados grasos, carne roja, huevo y alimentos fortificados con vitamina D
  4. Vitamina C: consumir diariamente una fruta cítrica, un plato de verduras crudas y uno de cocidas de distintos colores. 
  5. Lácteos: tomar por lo menos tres porciones por día


A partir de los seis meses, cuando se recomienda comenzar con la introducción de alimentos que complementen la lactancia materna, dan estos cinco tips:
  1. Proveerle al bebé una silla para comer
  2. Elegirle un plato, una cuchara y un vaso
  3. Buscar un horario tranquilo, con disponibilidad y tiempo para dedicarle a la comida
  4. Tenerle paciencia, esperarlo a que trague y respetar su saciedad
  5. Estimularlo para que también toque la comida con sus dedos o sus manos, agarre la cuchara y tome de su vaso

16 may 2016

Los riesgos reales del cáncer




Hace unos meses, la Organización Mundial de la Salud lanzó un alerta que nos dejó a todos pasmados: la carne procesada, determinó la máxima autoridad sanitaria mundial, es probablemente cancerígena y quizá también la carne roja. Para un especial multimedia de Clarín consultamos a los principales referentes nacionales e internacionales que estudiaron la relación entre el consumo de carnes y el aumento del riesgo de sufrir un tumor, y la conclusión generalizada fue que no debe cundir el pánico y que, como en todo, tiene que primar la moderación. ¿Cuál es el riesgo real entonces de estos alertas y que significa que un producto entre en esta clasificación de la OMS?
La clasificación de sustancias cancerígenas la lleva adelante la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), un organismo que depende de la OMS y tiene su sede en Francia. Los paneles de expertos del IARC toman un elemento y analizan todos los estudios que se hayan hecho sobre él para determinar su carcinogenicidad (si puede causar o no cáncer). No hace un estudio en sí mismo sino un meta estudio, un análisis de esa información disponible, para luego determinar si ese producto es potencialmente cancerígeno.
En función de eso, el IARC establece distintas categorías y clasifica en ella las sustancias estudiadas. Y muchas de las cosas que nos rodean y consumimos a diario, como las bebidas alcohólicas, los rayos de sol, los celulares y el mate, entraron en las mismas categorías que la carne y los fiambres e incluso en otras más riesgosas.
De menor a mayor riesgo, la clasificación arranca por sustancias que estuvieron en la mira, pero que se determinó que no son cancerígenas. Es el grupo 4.
En el grupo 3, la evidencia no es suficiente para clasificar como cancerígeno. Aquí se cuentan el ciclamato, la luz fluorescente, y el colesterol, entre otros agentes.
El grupo 2 se divide a su vez en dos categorías:
  • El 2B marca las sustancias posiblemente cancerígenas porque hay evidencia limitada de su relación con el cáncer en seres humanos y pruebas insuficientes en los animales de experimentación. Aquí clasificaron las carnes rojas, junto con la radio frecuencia de los celulares, el café, la nafta, el cloroformo y los trabajos de bombero y carpintero.
  • El 2A señala a las probablemente cancerígenas, aquellas en las que se encontró una asociación con el cáncer en los ratones, pero la evidencia de que esa asociación exista también en los humanos es limitada. Las carnes procesadas fueron clasificadas como 2A, como antes lo habían sido el mate caliente, las camas solares, el glifosato, los trabajos que obligan a cambiar los horarios de sueño y el de peluquero.
En el grupo 1, finalmente, están aquellas que se asociaron directamente con al menos un tipo de cáncer en seres humanos, como  el arsénico, el formaldehído, el alcohol, el tabaco, los anticonceptivos orales y los rayos UV. 
Sin embargo, esto no significa que toda persona expuesta a estos agentes vaya a desarrollar cáncer. Porque el IARC aclara específicamente que evalúa el peligro de una sustancia, pero no el riesgo de la exposición a ella. Y dice aquí algo significativo para evitar el pánico: "La distinción entre peligro y riesgo es importante. Un agente es considerado un peligro para el cáncer si es capaz de causar cáncer bajo ciertas circunstancias. El riesgo mide las probabilidades de que el cáncer ocurra, teniendo en cuenta el nivel de exposición al agente. El Programa de Monografías puede identificar peligros para el cáncer incluso cuando los riesgos son muy bajos con patrones conocidos de uso o exposición. El reconocimiento de estos peligros carcinogénicos es importante porque los nuevos usos o las exposiciones imprevistas pueden llevar los riesgos a niveles más altos que los vistos hasta ahora".
Entonces, se habla de peligro. Para evaluar el riesgo real, entran en juego muchas otras variables, como cuánto tiempo la persona está expuesta a ese agente, la exposición también a otros agentes potencialmente cancerígenos, y la propia predisposición genética. El solo contacto con los elementos que están en esta clasificación no significa que esa persona vaya a tener cáncer, aclaran los especialistas. Por eso, no hay que abandonar un asado o una picada entre amigos. Simplemente, intentar llevar una alimentación balanceada, una recomendación que todos los médicos vienen haciendo, más allá de cualquier clasificación de la OMS.
Foto: Flickr / Steve Davis

2 may 2016

Bullying: consejos para padres


El bullying es un drama que deja marcas muy difíciles de borrar en quienes lo sufren. Una pesadilla que dura semanas, meses y hasta años. 

Cada 2 de mayo, se conmemora el Día Internacional contra el Bullying, para generar conciencia sobre este problema que no distingue sexo, edad ni clase social y que se potencia con la mayor difusión de las tecnologías. 

Este año, el Consejo Publicitario Argentino lanzó un sitio en el que brinda información sobre el bullying. Me parecieron interesantes compartir los consejos dirigidos especialmente a los padres.

¿Cuáles son las señales de alarma que posibilitan detectar actos de acoso para con un hijo?
Cambio súbito de comportamiento
Pérdida de pertenencias
Se muestra irritable, llora, se angustia con facilidad
Se critica en exceso
Se queja de que le dicen cosas feas
Refiere sentir dificultad para defenderse
Hace amigos no del todo indicados
Comienza a ver películas de violencia o a manejar y expresar violencia verbal
Expresa deseos de abandonar el colegio
Se vuelve más agresivo y poco razonable en el intercambio con figuras de autoridad
Presenta ideación o lenguaje vinculado a la posibilidad de cometer suicidio
Intenta evitar la escuela
Disminuye su rendimiento académico


¿Qué hacer ante las sospecha de que un hijo es víctima de bullying?

Primero, intentar encontrar datos para entender qué está pasando. Frente a la sospecha, lo mejor es sentarse a conversar con ellos de manera abierta, sin prejuicios y anticipando que nada ocurrirá si nos cuentan que algo malo está sucediéndoles en la escuela. 

Es importante generar con los hijos un diálogo abierto desde pequeños y  en forma diaria. Tenemos que entender que si el chico no está habituado a hablar con sus padres, difícilmente se abra frente a una situación de conflicto. 

Al hablar con un hijo sobre esta situación, hacer que se sienta acompañado, contenido y protegido. Escucharlo sin juzgarlo. Controlar lo que surge en nosotros mismos (angustias, bronca, enojo, etc.). Mantener la calma y solicitar ayuda para manejar la situación.

Entender que estas situaciones son complejas de resolver porque intervienen muchas cuestiones (la escuela, los vínculos de amistad, la personalidad de nuestro hijo). Por eso mismo, no temer pedir ayuda. Lo que no se debe hacer es resolver por nuestros propios medios la situación. 

Si el acoso ocurre en la escuela, hay que informarlo al docente y a las autoridades para que instrumenten herramientas para afrontar el caso. Si sentimos que la respuesta de la escuela no es suficiente, recurrir a profesionales especializados. En este link, los sitios, entidades y profesionales que recomiendan para consultar o pedir ayuda. 

Foto: Flickr / Thomas Rucker