Después del "ice bucket challenge", hablemos de ELA


El "ice bucket challenge" (o el desafío del balde de hielo) ya entró en la historia. Probablemente ninguna otra campaña benéfica haya alcanzado semejante repercusión global, con gente sumándose en todo el mundo y generando un aporte millonario para la investigación contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una grave enfermedad para la que no hay cura. 

El puntapié para el impulso masivo de la campaña lo dieron los popes tecnológicos Bill Gates y Mark Zuckerberg. Pero fueron sin dudas los famosos como Lionel Messi, Victoria Beckham, Leonardo Di Caprio, Justin Bieber, Thalía, Novak Djokovic y Taylor Swift, entre muchos otros, lo masificaron. El reto en el que una persona se tira un balde hielo o agua fría y reta a otras tres a hacer lo mismo (o a donar 100 dólares) se convirtió en un fenómeno viral en todo el mundo. Hasta Homero Simpson lo hizo:



E incluso Stephen Hawkings, una de las personas más conocidas en sufrir ELA, se sumó:



Pasado el boom y las críticas a los que se engancharon en busca de promoción, el "ice bucket challenge" sirvió para poner en escena una enfermedad tremendamente limitante, que es un mazazo para quienes la padecen (también la tuvo el ya fallecido escritor Roberto Fontanarrosa).  

Anthony Carbajal, un joven estadounidense de 26 años que sufre ELA al igual que su madre, publicó un video realmente conmovedor sobre lo que significa la enfermedad. “Nadie quiere ver a una persona depresiva que se está muriendo y tiene de dos a cinco años de vida por delante. La gente no quiere hablar de esto. No quieren que les arruinen el día. Se frustran porque ven el desafío del baldazo de agua fría y eso está bien porque significa que la campaña de concientización está funcionando. No sería exitosa sino estuviésemos molestando a alguien, ¿no?”, asegura.


Pero, ¿qué es la ELA? Según explica en su página web el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovascularesde de Estados Unidos (NINDS), la esclerosis lateral amiotrófica, también llamada enfermedad de Lou Gehrig, es una enfermedad neurológica progresiva, invariablemente fatal, que ataca a las células nerviosas (neuronas) encargadas de controlar los músculos voluntarios. Esta enfermedad pertenece a un grupo de dolencias llamado enfermedades de las neuronas motoras, que son caracterizadas por la degeneración gradual y muerte de las neuronas motoras. Estas células sirven como enlace de comunicación con los músculos, a los que dejan de “enviarle mensajes”. Entonces, los músculos no pueden funcionar, se debilitan y se atrofian.

La ELA es una de las enfermedades neuromusculares más comunes en el mundo entero y afecta a personas de todas las razas. Sólo en Estados Unidos se diagnostican 5.000 casos al año, y en un altísimo porcentaje (entre un 90 y 95%) son personas que no tenían antecedentes familiares.

Los primeros síntomas incluyen contracciones, calambres, rigidez muscular, debilidad muscular que afecta un brazo o una pierna, habla deteriorada o nasal, o dificultad para masticar o tragar. Las partes del cuerpo afectadas por los primeros síntomas de ELA dependen de qué músculos del cuerpo se dañan antes, pero al progresar la enfermedad, la debilidad muscular y la atrofia se extienden a otras partes del cuerpo.

El NINDS explica que “eventualmente quedan afectados todos los músculos bajo control voluntario y los pacientes pierden su fuerza y la capacidad de mover sus brazos, piernas y cuerpo. Cuando fallan los músculos del diafragma y de la pared torácica, los pacientes pierden la capacidad de respirar sin un ventilador o respirador artificial. La mayoría de las personas con ELA mueren de fallo respiratorio, generalmente entre 3 a 5 años a partir del comienzo de los síntomas”. Sin embargo, un 10% de los pacientes con ELA sobreviven 10 años o más, como el mencionado Hawkings. El científico es también reflejo de otra característica de la enfermedad: como afecta sólo las células motoras, no deteriora la mente, la personalidad, la inteligencia ni la memoria.

¿Tiene cura la ELA? No por ahora. Hay una droga (riluzole) que es la primera terapia específica contra la enfermedad, y que si bien no revierte el daño de las neuronas motoras, lo reduce al disminuir la liberación del glutamato y logró alargar la supervivencia. Los médicos también pueden indicar medicamentos para ayudar a mitigar los síntomas. También se recomienda el ejercicio aeróbico moderado y el apoyo de fonoaudiólogos para tratar las dificultades al hablar.


En la Argentina, la Asociación ELA está liderando la campaña de recolección de fondos del “ice bucket challenge” y también trabaja intensamente en la difusión de la enfermedad y en mejorar la calidad de vida de los pacientes. 

Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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