Llegaron las bajas temperaturas y el frío es un alerta particular para los papás de bebés pequeños. Mi primera hija nació en pleno invierno y recuerdo la obsesión que tenía con abrigarla, que el ambiente estuviera siempre calefaccionado, que saliera poco. Siempre nuestros temores pasan por que puedan contraer alguna enfermedad infecciosa (los malditos virus y bacterias), pero hay un tema que por lo general no cuidamos tanto y al que también deberíamos prestar atención: la piel.
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, el que está expuesto a todas las agresiones del medio exterior. Y en el caso de los bebés, estás agresiones pueden ser más intensas. "No es un mito: el frío puede resecar e irritar la frágil piel de los bebés", arranca la dermatóloga Mariana Guzmán, especialista en dermatología pediátrica del Cemic y de la Sociedad Argentina de Dermatología.
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La barrera epidérmica en un bebé es más fina que la de un adulto, ya que a un recién nacido le lleva todo un año desarrollarla. Por eso, su piel tiene un mayor índice de pérdida de humedad y una menor cantidad de factor natural de hidratación, y su pH es levemente elevado, lo que hace que sea más susceptible a sufrir resecamiento, deshidratación y lesiones. Y como en verano debemos protegerlos de los efectos del sol, también tenemos que tener cuidados particulares en invierno. La especialista indica cuáles son:
- Evitar exponer a los bebés a temperaturas extremas y mantenerlos abrigados.
- El baño debe hacerse con una frecuencia mínima de 2 o 3 veces por semana.
- Mantener la temperatura del ambiente durante el baño entre 21 y 24 grados.
- A la hora de bañarlos, evita el uso de jabón común y preferir limpiadores con detergentes sintéticos que respeten el pH (acidez normal) de la piel.
- Secar al bebé sin frotar con una toalla suave.
- Después de bañarlo, se recomienda aplicar cremas emolientes en zonas resecas. La crema se debe aplicar siempre en una capa muy fina, evitando acumulaciones.
En esta edad, hay que prestar especial atención a los productos cosméticos que se utilizan para evitar cualquier posible reacción alérgica. Los limpiadores deber tener un pH parecido al de la piel y las mejores cremas son las emolientes. Siempre verificar que sean debidamente testeados. La dermatóloga enfatiza que es preferible evitar los perfumes porque pueden sensibilizar: "No hay una edad establecida para comenzar a usarlos. Lo mejor es limitarlos a la parte externa de la ropa y nunca aplicarlos sobre la piel".
Un capítulo aparte es la ropa. “Es mejor utilizar siempre prendas de algodón o seda sobre la piel. Hay que evitar el contacto directo de fibras rugosas como la lana, que pueden irritar, y fibras oclusivas como el nylon o el polyester, que si bien retienen la humedad al ser retiradas ésta se evapora de golpe, lo que es dañino”, explica la especialista, que participó del lanzamiento de Comfort Puro Cuidado, un suavizante específico testado para lavar prendas que usan los bebés o personas con pieles sensibles.
El cuidado de la ropa también es importante. Con el correr de los lavados, las capas que protegen la tela se van deteriorando, lo que genera un daño en las fibras de la misma. Durante la noche, por ejemplo, un bebé se puede girar hasta dos veces por hora, por eso es clave que además de su ropa los tejidos que lo rodean, como las sábanas y las mantas, no se encuentren rugosos. Y de ahí la recomendación del uso del suavizante, que no sólo se utiliza para perfumar las prendas, sino que su principal función es lubricar las fibras para así disminuir estos efectos de desgaste durante los ciclos de lavado.
El cuidado de la ropa también es importante. Con el correr de los lavados, las capas que protegen la tela se van deteriorando, lo que genera un daño en las fibras de la misma. Durante la noche, por ejemplo, un bebé se puede girar hasta dos veces por hora, por eso es clave que además de su ropa los tejidos que lo rodean, como las sábanas y las mantas, no se encuentren rugosos. Y de ahí la recomendación del uso del suavizante, que no sólo se utiliza para perfumar las prendas, sino que su principal función es lubricar las fibras para así disminuir estos efectos de desgaste durante los ciclos de lavado.
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