Hace un par de semanas, leí una historia que me dejó conmocionada. Heather McManamy es una madre estadounidense de 35 años. Tiene una hija, Brianna, de 4. Y un cáncer de mama metastásico con el peor pronóstico.
Heather contó que va a pelearle a la enfermedad porque quiere ser “la última en irse de la fiesta” (ahora está atravesando el tratamiento de quimioterapia). Pero sabe que las chances son pocas. Entonces, se le ocurrió una idea movilizante y conmovedora. Compró tarjetas y le escribió a Brianna un mensaje para acompañarla en cada momento importante de su vida si ella no está ahí. 40 tarjetas. 40 mensajes.
Yo, que creo que como soy madre soy indestructible, no pude parar de llorar mientras leía su historia. Nadie tiene la vida comprada. Puede llevarnos de este mundo una enfermedad, un accidente, un hecho violento. Ahora estamos aquí y quizás minutos después ya no estemos.
Escribo estas líneas y vuelvo a tener un nudo en el estómago. ¿Y si no los veo crecer? ¿Y si me pierdo el primer día de la secundaria, la graduación o su boda? ¿Y si ellos sufren y no puedo estar a su lado para confortarlos?
Quiero que mis hijos nunca lean este posteo. Que no sea necesario. Por si algún día yo no estoy, quise dejarles mis postales. No compré tarjetas ni escribí tantas: elegí solo algunos momentos imprescindibles en los que quiero estar con ellos. Y si no estoy, que al menos tengan las palabras de su mamá para acompañarlos.
- No te enojes conmigo si no estoy para acompañarte. La vida, lamentablemente, no nos deja elecciones. O, mejor dicho, hay elecciones que no nos permite tomar. Eres lo que más amo en este mundo y digo amo porque siempre voy a estar conectada contigo, esté donde esté.
- ¡Feliz cumpleaños! Disfruta tu día: hoy más que nunca importa que seas muy feliz. El cumpleaños es la celebración de la vida y la vida siempre debe ser celebrada. Sopla una vela en un pastel, rodéate de la gente que quieres, haz algo que te guste. Cada cumpleaños vuelve a leer estas líneas y aprende esta enseñanza para aplicarla los otros 364 días del año.
- Querida hija, menstruaste por primera vez. Tu cuerpo cambió y vas a sentirte tremendamente rara. No temas: te acomodarás a todos los cambios. Simplemente tienes que saber conocerte, cuidarte y disfrutarte. Que el malestar de esos días no te impida hacer nada… ¡ni mucho menos meterte al océano!
- Lee este mensaje cada vez que sientas que el mundo está contra ti, lo que ocurrirá muchas veces durante tu adolescencia. Pues no, no lo está: solo que a veces las reglas del mundo son absurdas y difíciles de comprender. No te desesperes: respira profundo, enciérrate en tu cuarto y pon bien alto esa canción que tanto te gusta. Canta (grita) bien fuerte, todas las veces que haga falta hasta que sientas que estás más liviano. Ahora, sal al mundo otra vez. Notarás que las cosas se ven distintas.
- ¿Hoy sientes que algo de ti no te gusta? Mírate al espejo: eres una persona increíble. Ningún rasgo físico alcanza para describirnos como personas. Es apenas una característica en una lista de enumeraciones. Tu belleza pasa por la capacidad de disfrutarte: si cuidas tu cuerpo por tu bienestar, entiendes que debes llevarlo toda la vida contigo y estableces una amistad con él, verás cómo puedes disfrutarlo. No tengas prejuicios, tampoco con el sexo: es el juego de los adultos. Lo mismo, si lo haces con responsabilidad y cuidándote, nada debe impedirte que vivas una vida sexual feliz.
- Has terminado la escuela. ¡Felicitaciones por haber concluido esta etapa que espero te deje muchos hermosos recuerdos! Podría decirte que ahora empieza la vida “en serio”: no te asustes ni te presiones. No tienes ya que saber qué quieres ser el resto de tu vida, sino cómo quieres ser. Experimenta, busca, ensaya, equivócate y acierta: como decía el personaje de esa obra de teatro que vimos hace tantos años, no busques un trabajo serio sino ser serio en el trabajo que elijas.
- Te han traicionado. ¿Hay algo que pueda dolerle más al corazón de una madre que saber que rompieron el corazón de su hijo? Te aseguro que en este momento me duele como a ti. Nadie que te haya hecho sufrir te merece. Llora todo lo que tengas que llorar, grita todo lo que tengas que gritar y luego sigue adelante. Dejaste atrás un trocito de mármol y en cuanto menos lo esperes te encontrarás en tu camino con un diamante.
- Si crees que nadie entiende la decisión que tomaste, ten en cuenta que yo la entiendo. Quizás no significa que la apoye, pero sí lo haré si sale realmente de tu corazón. Si estás tomando una decisión meditada y sentida en lo profundo de tus convicciones, sin que influyan los demás, seguro estás tomando la decisión correcta.
- Has decidido compartir tu vida con otra persona y es la decisión más maravillosa que puedes tomar. Te felicito. Pero tienes que saber que debes cuidar a tu compañía y cuidar la relación que tienen juntos. Una pareja es sumar y ceder: no puedes cerrar la puerta ante la primera adversidad. Si sientes que esa relación te hace mal, solo en ese momento deberías pensar en salirte. El resto de los contratiempos son parte de la construcción del estar juntos. Nada hay más gratificante que llegar a casa y abrazar a la persona amada. Seguro que si te ama a ti, a mí me caerá estupendamente bien.
- No estoy físicamente contigo ahora, pero te aseguro que hoy es mi día más feliz: me has hecho abuela. ¿Qué puedo decirte? Que un hijo es lo mejor que te pasará en la vida. No pretendas ser el padre o la madre ideal porque ninguno lo logra: sé tú mismo y rodea a ese pequeño de todo el amor del mundo. Espero que me recuerdes como una buena madre y que yo haya podido ser un buen ejemplo para ti ahora que te toca asumir ese rol. Disfruta todo el tiempo que puedan juntos, acompáñalo y enséñale siempre que lo más importante es buscar la felicidad. Y espero que tú la hayas encontrado, amor mío.
Este post se publicó originalmente en Disney Babble Latinoamérica.
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