Llegó el verano y otra vez volvemos a hablar de protección solar. Y hay razones: sólo el 24,5% de los argentinos se protege a diario del sol.
El dato surge de un relevamiento de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) para su campaña anual de prevención de cáncer de piel, que lleva adelante cada noviembre. Y es que la protección adecuada contra el sol es la principal herramienta para evitar el cáncer de piel. No está de más recordar que, si bien tratado a tiempo tiene un buen pronóstico, es el cáncer más frecuente.
Las medidas son simples, pero a la vez pueden volverse difíciles de cumplir: usar el protector solar adecuado media hora antes de la exposición, renovar cada dos horas o después del agua o si sudamos mucho. La encuesta de la SAD muestra una mayor concientización, ya que en dos años el uso del protector pasó del 43,3% al 63%, pero todavía falta: el 19,2% de los encuestados nunca se protege, el 34,9% lo hace a veces, y el 21,5% sólo en ocasiones especiales. Y hay otro dato para prestar atención: sólo el 37,9% de los que usan protector solar repiten la aplicación.
Hoy les quiero compartir algunas ideas no tan conocidas, para entender mejor por qué es importante cuidarnos del sol, hacerlo nosotros y enseñarles a nuestros hijos.
1. Los rayos UV son un tipo de radiación invisible emitida por el sol que llegan a la tierra. Llegan todo el año, pero en esta época, por factores climáticos, su incidencia es mayor. De acuerdo a la longitud de onda electromagnética se clasifican en UVA, UVB y UVC. A la superficie de la tierra alcanzan los rayos UVA y UVB, los otros quedan retenidos en la atmósfera. A diario el Servicio Meteorológico Nacional informa el índice de radiación ultravioleta, que va en una escala de 1 a 11. Cuanto más alto el índice, mayor el riesgo de exposición. El índice diario se puede consultar en este link.
2. Las intensidades de los rayos UV dependen de varios factores, entre los que se destacan la altura del sol, la latitud, la nubosidad, la altitud, el ozono y la reflexión por el suelo. La radiación UV crece a medida que el sol está más alto en el cielo, y es más intensa cuanto más cerca estemos del Ecuador. La altura también influye: cada 300 metros aumenta un 4% la intensidad. Por eso, debemos protegernos incluso cuando vamos a la montaña. Lo mismo ocurre con el suelo: según la superficie, los rayos pueden dispersarse o reflejarse. La nieve es la superficie que más la refleja (hasta un 80% de la radiación), mientras que el mar refleja hasta un 25% y la arena, un 15%.
3. Hay una escala para medir el riesgo de los rayos UV. Si los índices van de 1 a 2, no hay riesgo para la salud, pero igual se recomienda usar protección. Del 3 al 7 necesariamente suponen el uso de algún tipo de protección (estar a la sombra, vestimenta adecuada, protector solar) y del 8 al 11 esta protección debe extremarse. Para concientizar sobre esta escala y entender cómo funciona y por qué es importante protegerse, durante enero y febrero habrá un “solmáforo” de 2,5 metros de alto de Adermicina A en Mar del Plata, donde se medirán los niveles de radiación ultravioleta y se entregará material informativo con recomendaciones sobre cuidados del sol. También el laboratorio La Roche-Posay lanzó el año pasado un parche que, conectado a tu celular, mide la radiación que recibe tu piel. En este posteo te cuento cómo funciona.
4. Cuando el día está nublado, también hay que prestarle atención al sol. Las nubes pueden disminuir la llegada de los rayos, pero esto no siempre sucede. Por eso, al aire libre, protección siempre.
5. La radiación ultravioleta produce daños en la piel que van desde el enrojecimiento pasando por las quemaduras hasta daños en el ADN celular que llevan a la aparición de cáncer de piel basocelular, espino celular y melanoma maligno. Pero no sólo afecta a la piel. También puede empeorar enfermedades fotosensibles (como el lupus eritematoso) y provocar reacciones oculares inflamatorias como la queratitis actínica y cataratas. Por eso no sólo hay que usar cremas sino anteojos de sol, con la protección adecuada y comprados en lugares seguros.
6. No son todas malas. El sol es fundamental para sintetizar la vitamina D y mejora enfermedades de la piel como la psoriasis y el eccema, además de estar probado que levanta el ánimo. La clave es disfrutarlo, tomando los cuidados. Las personas no somos todas iguales y la protección solar no es igual para todas. Las personas de piel más clara, cabello y ojos ídem, están más expuestas al riesgo y deben tener especial atención. Lo mismo ocurre con los chicos: se estima que antes de los 18 años recibimos el 80% de la radiación que recibiremos en toda nuestra vida, especialmente por los hábitos de juego al aire libre, la colonia, la plaza, etc.
7. A la hora de elegir un protector solar, son recomendables los resistentes al agua, incluso si no se va a nadar, porque este producto permanece más tiempo en la piel. ¿Qué significa el factor de protección solar (FPS o SPF)? El número indica el múltiplo de tiempo que se puede exponer la piel al sol sin riesgo de quemaduras. Si una persona puede, por su tipo de piel y el índice de los rayos, soportar 5 minutos al sol, con un factor15 podría soportar 75 minutos. ¿Qué factor elegir entonces? Los dermatólogos recomiendan un factor 30. Un 15 sería suficiente, pero elevan el estándar porque, aseguran, la mayoría de la gente se aplica poco protector y no una cantidad generosa como sería lo indicado.
8. Se debe usar el mismo protector para toda la piel porque no hay que proteger una parte del cuerpo más que otra. Y hay que ponerlo en todo pedacito de piel que esté expuesto al sol, de la misma manera. No olvidarse el cuello, detrás de las orejas y los pies. Usarlo media hora antes de la exposición y reaplicar cada dos horas o después de bañarse o transpirar demasiado.
9. No alcanza con el protector solar para estar bien protegidos. De hecho, el protector solar no te habilita a estar más tiempo ni a exponerte en las horas no recomendadas (al mediodía). También hay que usar prendas que eviten la filtración de los rayos, gorro con visera y anteojos de sol. Los bebés menores de un año no deben exponerse al sol, ni con protección.
Foto: Flickr y LALCEC
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