Creo que hay algo en lo que todas, absolutamente todas, las madres estamos de acuerdo: estamos convencidas de que no hay nadie en el mundo que cuide a nuestro hijo mejor que nosotras. Y probablemente estemos en lo cierto, porque nadie entiende a un bebé como su mamá, ni conoce sus necesidades y sus formas de expresarlas.
Pero tan cierto como eso es que es imposible que seamos sólo nosotras quienes cuidemos a nuestro hijo. ¿Cómo manejar entonces la angustia cuando tenemos que volver al ruedo laboral y dejar a nuestro pequeño en manos que no son las nuestras?
Elegir niñera es una de las decisiones más difíciles que tienes que tomar como mamá. Hay otra decisión anterior: cuidadora o jardín maternal. El jardín tiene ciertas ventajas: es un ámbito pensado especialmente para los niños, se relacionan de pequeños con otros pares, y para algunas mamás puede darles más seguridad que haya varias cuidadoras y no sólo una. Con mi primera hija, yo trabajaba entonces hasta bien entrada la noche, de modo que no tenía la opción de un jardín. Y tuve que buscar niñera.
Debo admitir que tenía muchos temores. No sólo le estaba dejando a su cuidado lo más preciado que tenía, mi hija, sino que también esa persona estaba entrando directamente en mi hogar, teniendo acceso prácticamente a toda mi vida. ¿Qué haría tantas horas en mi casa mientras yo no estaba? ¿Atendería bien a mi bebé? ¿Sería lo suficientemente responsable? ¿Cómo y dónde buscar (¡y encontrar!) a alguien que pudiera darme la seguridad que necesitaba?
La recomendación obvia es consultar primero en tu círculo más íntimo. De allí llegó la primera niñera de mi hija, Diana, una persona maravillosa que cuidó durante un año de mi beba con la dedicación de una tía. Pero si no hay alternativa en el primer círculo, amplíalo a un segundo círculo de conocidos, aunque no sean de tu súper confianza. Yo lo hice con la segunda niñera que tuvimos en casa, otra experiencia estupenda: Natalia nos acompañó cuatro años y para mis niños fue una maestra jardinera personalizada que les dejó grandes enseñanzas.
En la actualidad, existen aplicaciones que permiten buscar y recomendar niñeras por celular. Con un sistema al estilo Uber, puedes elegir según las recomendaciones que otras usuarias han hecho. No sé si yo me hubiera animado a contratar así una niñera. Pero como en todo lo que tiene que ver con la maternidad, hay que confiar en nuestro instinto: averigua, consulta, pregunta, duda, indaga y, fundamentalmente, ten en cuenta la “piel” que te genera esa persona. Es difícil de explicar, pero te aseguro que si sientes que hay empatía, probablemente la haya. Del mismo modo, es difícil generarla cuando no surge desde el vamos.
Y una vez que hayas elegido niñera, pon reglas claras de lo que deseas y esperas, no temas mantener un control sobre lo que ocurre en casa y, fundamental, si estás segura de tu elección deposita la cuota de confianza necesaria para ir construyendo ese vínculo, sin temor a que una niñera afectuosa te “robe” el cariño de tu bebé. Siempre serás su mamá, aunque con el tiempo sientan cariño por ella. Mis hijos adoran a Martha, la señora que hoy los cuida, y para mí es genial. Porque te garantizo que una buena niñera puede ser la mejor aliada que tengas en el día a día.
Esta nota se publicó originalmente en Disney Babble Latinoamérica
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