La pasta, ¿amiga o enemiga de la alimentación sana?



Dos reconocidos expertos proponen dejar de demonizar a los fideos. Cuáles elegir y qué beneficios aportan a la dieta.




Cuando yo era chica, a mediados de los 80, se había puesto de moda una dieta que proponía comer pasta todos los días: la "pasta diet".

Muchos años después, más de 20, consulté a una nutricionista para ordenar mi plan alimentario... Y me redujo la pasta a sólo dos raciones por semana. En Italia, el plato de pastasciutta es indispensable en todo menú. ¿La pasta es entonces amiga o enemiga de la alimentación saludable?

Dos reconocidos expertos argentinos en nutrición proponen que dejemos de demonizar la pasta“Hay variados grupos sociales, por un lado los que intentan sobrevivir y por el otro, los que pueden permitirse tener un mayor control sobre su salud. En el primer caso les resulta imposible tener un control sobre el tipo de alimentación que llevan, mientras que el segundo es el que pretende estar siempre delgado y mantenerse saludable. Sin embargo, gran parte de éste último grupo no posee los conocimientos suficientes para entender cómo llevar a cabo una alimentación sana”, afirma Mónica Katz, médica especialista en nutrición e impulsora del "No Dieta", un movimiento que propone desterrar los regímenes bajos en calorías para aprender a comer saludablemente.

Sergio Britos, licenciado en Nutrición y director del Centro sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), afirma que “la pasta además aporta un valor esencial que es la practicidad. Muchas veces, asociamos alimentación saludable con aquellos alimentos que son relativamente difíciles de preparar, lo cual es un error”.

¿Qué remarcan los especialistas? Que la pasta favorece la salud cardiovascular, ayuda al manejo del peso y a controlar el síndrome metabólico y la diabetes, y que contribuye a un envejecimiento saludable. No casualmente la pasta es un alimento básico de la dieta mediterránea, reconocida científicamente por su impacto positivo en la salud.


Un plato de fideos de trigo candeal (los más recomendados porque aportan pocas calorías, sodio y grasas, pero generan gran saciedad) con fileto y queso tiene las mismas calorías que una porción de tarta de acelga (380Kcal), menos que una ensalada Caesar y menos que un pollo con ensalada.


La clave está en la moderación y la variedad. Como insisten los expertos, no hay que excluir un grupo de alimentos, sino reducir el consumo de los que tienen más grasas (elegir los descremados), altos niveles de sodio (aprender a leer las etiquetas) o azúcares incorporados (excluir las bebidas azucaradas y prestarle mucha atención al azúcar que les ponemos a las infusiones), incluir al menos cinco porciones diarias de verduras (con variedad de colores) y frutas, y beber dos litros de agua diarios.


Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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