De la playa a la ciudad



Mis chicos fueron a clases de natación desde bastante pequeños. Y encontrar una toalla o una bata que les fuera práctica para la salida de la pileta siempre me costó horrores. Lo mismo que cuando veraneamos en la playa. Las capas no les pasaban por la cabeza (¡están pensadas para niños mini, no extra large como los míos!), las batas les quedaban enormes o muy chicas y además perdían el lazo, las toallas eran demasiado pequeñas y los toallones demasiado grandes, por lo que terminaban siempre arrastrados en el piso, mojados en la pile o llenos de arena en la playa. 

Este verano encontré la prenda perfecta. La metí en la valija para nuestras vacaciones y ya está —obviamente, después de pasar por el lavarropas— en la mochila de natación, que está por comenzar. Son unos nuevos ponchos de toalla súper originales, cómodos y practiquísimos. 



Detrás del diseño de los Ponch (así se llaman) está María Eugenia Roig, una  arquitecta platense y mamá de dos chicos (Conrado de 11 y Josefina de 7). Como ella pasaba por estas mismas complicaciones, se lo ocurrió crear una prenda que las resolviera. Y no sólo eso: sus ponchos además se transforman en bolsos, con lo que podés llevarlos a la playa o al club colgados y meterles dentro las llaves, el protector solar, el celular o lo que se te ocurra, usarlos ahí y volverlos a llevar como bolso o bandolera. 


Los Ponch están hechos de una toalla de súper buena calidad (secan con el primer uso, en serio), en distintos colores y el interior de la capucha está forrada de unas telas coloridas que forman atractivas combinaciones. Vienen en distintos tamaños y a diferencia de las capitas que se venden en los súper o las blanquerías, son bien holgadas para que los chicos puedan pasar su cabeza sin tironeos. Pero además de eso, tienen un bolsillo super amplio, forrado en tela impermeable. Ahí podés ponerle, por ejemplo, tu celular y llevarlo sin riesgo alguno de que lo toque la humedad de la toalla.



¿Cómo se hace bolso? Con un par de dobleces muy simples, que los chicos también pueden hacer. Lo que metiste en el bolsillo sigue protegido cuando el bolso está armado, y también te queda espacio para meter más cosas. Este es el método que encontré yo:










Los Ponch vienen en tres talles y hay una línea Mini Ponch para bebés y nenes de hasta tres años. Los adultos (y los chicos, claro) también pueden usarlos para actividades náuticas, en un spa o en el gimnasio. Si sos como yo que le escapas al sol y siempre tenés frío en la playa, te van genial. Se compran por Internet (en el e-shop de Mercado Libre o enviando un mensaje a la página de Facebook o a la cuenta de Instagram de Ponch para cerrar la compra y organizar la entrega), se pueden pagar con tarjeta y se envían a todo el país.

Conrado, el hijo mayor de Eugenia, fue el que le puso pilas, cuenta ella, para impulsar la empresa. Y la verdad es que cuando encontrás alguien con ideas y empuje, con voluntad de emprender, que crea un producto de calidad y bien pensado, da ganas de apoyarlo. Yo ya estoy pensando en comprarme uno para mí también. 

Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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