Por qué amamos Toy Story



erdí la cuenta de cuántas veces vimos en casa Toy Story 3. Varias, con la película ya terminada, nos poníamos a fantasear con mis hijos en cómo sería Toy Story 4. Que los juguetes vuelven a Sunnyside, que viven nuevas aventuras con Bonnie, que Bonnie crece y, como Andy, tiene que desprenderse de esos amigos que la acompañaron por años. Es que, claro, es imposible que la historia de Woody, Buzz Lightyear y la pandilla termine ahí. Por suerte, lo que tanto esperábamos los fanáticos se cumplió: Disney anunció que se viene Toy Story 4.
La película se estrenará en junio de 2017. No trascendieron detalles del argumento, pero los anticipos que tuvimos en los brillantes cortos que le siguieron a Toy Story 3 (la fiesta de la espuma de Rex, el grupo de autoayuda de muñequitos descartados y el Toy Story de terror) ya nos hacen descontar que lo que se viene será bueno. Pero, ¿qué es lo que nos gusta tanto de Toy Story?
La película que cambió todo. En la animación, hay un antes y un después de Toy Story. Estrenada en 1995, la película dirigida por John Lasseter fue la primera de la historia del cine hecha íntegramente por computadora. El universo que abrió Toy Story, y que luego exploraron decenas de películas, tiene altísimos puntos en otras creaciones de Pixar como Toy Story 2 y 3Monsters Inc. y Buscando a Nemo
Una idea genial. Cuando era una niña, estaba convencida de que mis muñecas hablaban y se movían a la noche, cuando yo me iba a dormir. Todos los chicos fantasean con ese mundo paralelo. Explotar esa fantasía es el primer gran hallazgo de la película.  
La única saga que se supera a sí misma. Creo que no hay otro ejemplo en el cine de una trilogía en la que la primera película sea excelente, la segunda sea mejor que la primera y la tercera incluso mejor que su predecesora. No solo en la animación, sino en el desarrollo de la historia y en la construcción de los personajes. 
Los protagonistas. El antagonismo inicial (que puede sintetizarse en lo conocido versus lo nuevo) termina convirtiéndose en complemento. Están tan bien delineados y son tan humanos esos muñecos, que es imposible no quererlos.
Los personajes secundarios. Tuvimos pérdidas… perdimos a Betty y a Wheezy, pero la familia suma nuevos miembros, uno más interesante que el otro. Jessie y Tiro al Blanco aportaron frescura en la mitad de la trilogía y en la tercera se incorporaron varios grandes personajes como Trixie y Mr. Pricklepants (¡Señor Lasseter, sé que es muy malo pero por favor dele otra oportunidad a Lotso!)
El valor de la amistad. Toy Story es, en definitiva, una historia sobre lo que significa ser un amigo. Y por eso es tan recomendable verla y analizar sus valores con nuestros hijos. Los amigos pueden ser distintos. Los amigos pueden no entenderse al principio. La amistad se construye. Los amigos se ayudan. Los amigos discuten. Los amigos saben perdonar. Los amigos no se abandonan. Los verdaderos amigos son capaces hasta de arriesgar la vida por el otro.
La emoción sin golpes bajos. Apela a nuestros sentimientos de una manera genuina y honesta, con varias escenas de antología. Algunas de mis preferidas: Buzz enfrentando la realidad de su destino delante de un televisor (“No es un juguete volador”), Jessie narrando el abandono por parte de Emily, el video grabado por la mamá de Andy con el que arranca Toy Story 3 y el enorme regalo que Andy le hace a Bonnie en el final.
El humor efectivo e inteligente. Desde pequeños gags hasta secuencias completas (me sigue haciendo reír mucho la del mono que todo lo ve), Toy Story es divertida para los chicos y para los adultos.
La tensión hasta el final. Cada una de las películas tiene la gran virtud de atrapar al espectador y no soltarlo ni en la última escena. ¡Cómo sufrimos con Buzz y Woody planeando sobre el camión, rescatando a Jessie en el aeropuerto y tomándonos las manos todos camino al incinerador!
“Al infinito… ¡y más allá!”. La frase que más repite Buzz es también un mensaje de la película. El infinito no está en el espacio exterior, sino que es el límite que les ponemos a nuestras metas. Y podemos ir incluso más allá de él.


Esta nota se publicó originalmente en Disney Babble Latinoamérica

Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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