12 cosas que aprendí de la maternidad

Cada vez que se acerca una fecha especial, empiezan a abrumarnos con las campañas publicitarias para que hijos (y maridos) recuerden cómo deben agasajarnos. Entonces, me puse a pensar, a diez años de que mi primer test de embarazo diera positivo, sobre qué había aprendido en todo este tiempo. O, mejor dicho, qué me enseñó la maternidad.


  1. Aprendí que el dolor de otro se puede sentir en las entrañas, más fuerte que tu propio dolor, y también que su alegría te hace reír el alma.
  2. Aprendí que tengo capacidades que me eran absolutamente desconocidas, como niveles de paciencia que se elevan al infinito. A veces, cuando parece que vas a explotar… sacás un resto que tenías guardado, contás hasta 10 y seguís hacia adelante. 
  3. Aprendí, como me dijo una mamá del jardín, que los hijos son la horma de tus zapatos: siempre van a plantear un nuevo desafío y a confrontarte con tus propios esquemas. Los hijos te enseñan algo nuevo cada día: la maternidad es un aprendizaje de por vida.
  4. Aprendí a respetar las diferencias. Dos hijos son dos universos completamente distintos. En mi relación con cada uno de ellos, aprendí a identificar características, preferencias, potencialidades y dificultades para guiarlos en el camino.
  5. Aprendí a vencer mis miedos. Mamá tiene que ser capaz de derrotar a los monstruos que se esconden bajo la cama y a las arañitas que trepan por la pared.
  6. Aprendí a construir nuevos vínculos. Los hijos nos abren otro mundo con sus propias relaciones y cuando creés que tenés completo tu carnet de amigos, te descubrís compartiendo secretos con la mamá de uno de sus compañeros del colegio en una nueva amistad inquebrantable.
  7. Aprendí a valorar como nunca antes el poder del contacto físico. Tus brazos pueden calmar a tu bebé que llora, pero cuando él te tira los suyos y te rodea el cuello con sus manitos, todo lo malo del día se disipa.
  8. Aprendí a resolver desde problemas simples, como sacar el cepillo de dientes que cae siempre en el hueco entre la pared y un mueble que no se puede mover, hasta problemas complejos que involucran emocionalmente a mis hijos.
  9. Aprendí a organizarme. Es cierto que ser madre requiere habilidades gerenciales. Hay que distribuir el tiempo y los recursos, planificar, prever, trazar recorridos… soy el CEO de mi pequeña empresa familiar.
  10. Aprendí a siempre tener una respuesta o a comprometerme a tenerla. Vale un “no lo sé, pero te lo averiguo” o un “déjamelo pensar”, pero sabiendo que ellos esperan una devolución de nuestra parte.
  11. Aprendí a comerme las lágrimas o las ganas de golpear una pared cuando las cosas les salen mal y, en cambio, secarles las suyas y buscar una palabra de aliento.
  12. Aprendí a dejarme sorprender. Porque de eso, básicamente, se trata esta hermosa aventura de ser madre. 

Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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